Cuento Para Latinitos: El Día Que Me Convertí En Mosquito – Segunda parte
Entonces ¡ahora estoy loca!… Quizás, si me doy un pellizco, eso si va a funcionar. Estaba decidida, pero no se imaginan la decepción que sentí cuando recordé que no tenía manos. Era claro para mi, no más dulces.
¿Bueno, en algún momento tendré que despertar… si es que estoy dormida, pero si no, qué es lo que tengo que hacer?, ¿volveré algún día a tener mi cuerpo humano o por el contrario, tendré que conformarme con este cuerpo?, ¿habrá escuelas para mosquitos, podré tener amigos? Y qué pasa con mi familia, a todos los extrañaré (incluso al mocoso de mi hermano).
Tengo que hacer algo antes de perder la razón. Por ahora, lo primero es huir de Felicity que me acaba de encontrar. Empezamos a correr por todas partes, los jardines y entre las piernas de los profesores que se movían en cámara lenta (es impresionante ver lo persistente que se puede volver un gato con hambre).
En ese momento tropecé con… ¡Jenny!, una profesora distinta a las demás, ella sabia responder a todas mis preguntas y tenía la esperanza de que me respondiera esta. Sólo hay dos pequeños problemas y la cosa es que no me imaginaba como ella podría pararle bolas (es decir, poner cuidado) a un insignificante mosquito, y luego creerme esta loca historia.
Mientras ella caminaba hacia la sala de computadores intenté hablarle al oído, pues mi voz era lo único que conservaba de mis días como humana, traté decirle algo como: hola Jenny, tengo algo que contarte. Apenas le dije esto empezó a moverse por todos lados, cuando no encontró presencia humana, se llevo una mano a la cabeza para confirmar que no se trataba de algún síntoma de fiebre, tal vez creía que estaba alucinando.
Decidí abortar el plan, ella no podría ayudarme si pensaba que estaba loca.
Jenny se sentó frente a su computador y entró a Messenger, por curiosidad empecé a ver su bandeja de contactos y ahí estaba yo, ¡Si!, definitivamente era yo. Podría decir que todo se estaba solucionando, pues se me acababa de ocurrir una magnífica idea y esta es la oportunidad de ponerla en marcha.
Sólo tenía que entrar a Messenger y sabía de un lugar en donde el Internet está disponible a toda hora: la biblioteca, lastimosamente este castillo de paz y silencio está custodiado por el malvado dragón llamado: Desdémona (Nombre femenino de origen griego cuyo significado es: La desdichada) y hay que decir que el nombre se le da muy bien.
Se murmura por ahí que su malgenio y su voraz actitud se deben al fracaso que ha experimentado en sus relaciones amorosas, pero eso no le da una excusa válida para descargar su energía negativa en pobres alumnas que lo único que buscan es escapar tan sólo unos momentos de la dura vida escolar, buscando así, diversión en videos musicales e imágenes de sus artistas favoritos, ¿y de dónde sacan semejante diversión? Pues del Internet, por eso el malvado dragón le puso clave “secreta” a éste (pongo esa palabra entre comillas porque la tiene escrita en un papel y yo se donde esta).
El problema es que ella no se aleja de su escondite a no ser necesario. Eso no quiere decir que me vaya a rendir, esa palabra está totalmente fuera de mi diccionario, sobre todo cuando apenas empiezo a calentar motores ¿o debería decir alas?, el punto es que dispongo de poco tiempo, porque no se cuando se vaya a desconectar Jenny.
Esto es lo que haré: me acercaré a ella y empezare a zumbar lo más fuerte posible, esquivaré sus manos cuando ella trate de alejarme y cambiaré de lado para volver a zumbar, esto lo realizaré sucesivamente hasta lograr que se desespere y vaya al cuarto de aseo en busca de un frasco con repelente para mosquitos, que ya está vacío porque la semana pasada se lo gastó todo, lo que la llevará a pedir uno a domicilio e ir a esperar por él a la portería.
Efectivamente, así lo hice y si puedo presumir fué un éxito total. Aunque no me puedo echar toda la gloria, porque una parte fue gracias a uno de sus ex, que la llamó y a juzgar por las palabras que estaba utilizando Desdémona, se podría suponer que iba a hacer un receso en su trabajo. Antes de colgar, ella eleva un puño al aire y le dice: ¡diga lo que quiera, pero me va a tener que escuchar, ya voy para allá y tendrá que asumir las consecuencias!
Para hacer su salida más dramática coge su bolso de un jalón tirando al suelo el perchero, después se dirige a la puerta la cual cierra con un sonido estruendoso. Olvidando así por completo cerrarla y apagar la energía.
Esto me deja el camino libre para entrar a Messenger. Busqué debajo de su escritorio y ahí estaba la clave, colgando de un pedacito de cinta. Me la aprendí y fuí hacia uno de los portátiles, ¡ah! La nueva tecnología, sólo me tuve que arrastrar en el cuadrito táctil, hasta que la flechita del mouse llegara al ícono de Internet, ahora lo difícil era teclear la clave, a pesar de que mi cuerpo en forma de mosco se veía grande y muy redondo no alcanzaba a presionar las teclas.
Bien, al fin las clases de física me servían de algo, recuerdo que la profesora decía que cuando un cuerpo caía desde una altura muy grande obtenía más peso, sabía que sería doloroso pero lo tenía que hacer. Subí hasta alcanzar el techo que tenía una altura de más de cuatro metros, empecé a mover las alas con una rapidez que apuesto a que sólo una de las videocámaras más avanzadas las podría captar, cogí impulso y me enfoque en la primera letra de la clave, volaba en descenso tan rápido que cuando llegué a mi destino seguía agitando las alas, no podía creer que ya hubiera llegado.
Cuando empecé a subir los cuatro metros de nuevo, sentí que una antena me dolía como cuando me fracturé la muñeca. Debido a mi anterior vida como humana, era al único dolor tan fuerte al que podía asemejar. Había perdido mi forma humana, pero no la mentalidad.
Esto me hizo caer en cuenta de que sería mejor empezar con unos cuantos metros mas abajo, de resto todo lo haré igual, me enfoqué en la segunda letra y… ¡Victoria! Grité cuando llegué sana y salva. Las otras letras fueron pan comido.
Activé todas las páginas relacionadas al Internet, incluyendo el Messenger. Me creerían que el tiempo transcurrido desde que llegué a la biblioteca hasta este momento ¿fueron sólo de treinta minutos? Tengan presente que la mitad de este tiempo fue la llamada del ex a Desdémona.
Con este mismo método entre a mi correo, seleccione a Jenny que todavía seguía conectada y la invité a video Chat, hablamos como tres horas y mi intento de presentarle la historia no pudo haber marchado mejor, le conté de principio a fin y ahora le iba a dar prueba contundente que fortalecería mi palabra, me acerqué a la cámara de modo que pudiera ver bien mis patas, mis alas, mi cara y mis antenas.
¡Ja! Hubiera pagado millones por verle la cara de nuevo. Se quedo callada y luego se desconectó. ¿Pueden creerlo? ¡Se desconectó! Todo lo que hice, mi esfuerzo, ¿Dónde quedo mi confianza en ella? En ese momento sentí mi autoestima más abajo del piso. ¡Ahora me quedaré así! Grite… ¡mi familia!, ¡mis amigos!, ¡mi futuro!, ¡esto NUNCA te lo voy a perdonar Jenny!
En ese momento sentí que alguien abría la puerta y se acercaba a mí. Rayos, acaso no se podía quedar mas tiempo en la casa de su ex, ya le había molestado la vida al otro y ahora venía por mi. Tenia tanta rabia que no me pude contener, así que grite: ¿Por qué no te buscas una vida eh? , ¡Ocúpate de tus asuntos!… Desdémona dejó de caminar y después de unos segundos dijo: está bien, sólo quería ayudar, hace unos instantes estabas bien, vine para ayudarte, espero que soluciones tu problema.
Hummm… un momento, esa no es la voz de Desdémona, ella no tiene la voz dulce y mucho menos se dirige a mi con ternura. ¿Cómo es que sabe de mi problema?, acaso se había quedado allí todo el tiempo.
No, definitivamente no es ella, se trataba de Jenny y yo la deje ir, no me había dado la espalda, sólo quería comprobarlo por si misma ¿Cómo pude dudar de ella?…
Salí volando a toda prisa, hasta que la alcancé y le dije: perdón no había sido mi intención, de hecho creí que me habías ignorado y que la persona que estaba ahí era Desdémona.
Recuerdo que fue un momento tan emotivo, era el comienzo de una nueva amistad. Jenny me dijo que fue a la biblioteca con el propósito de hablar conmigo allí y utilizar los libros y el Internet como fuente de ayuda. Ella tenía una idea que sonaba bastante loca, pero que se podría esperar de esta situación. Había estado pensando en la cultura india, más bien en la religión. Dijo: la teoría de la reencarnación budista asegura que una persona puede decidir si quiere volver a nacer luego de su muerte.
¿Estás diciendo que estoy muerta? Pregunté casi en un chillido, ella se puso pálida lo cual no era un buen signo. Sólo, pero sólo por si acaso revisemos en la página oficial de las noticias… dijo. Comenzó a buscar pero no encontró nada.
Bien, no estás muerta, pero estoy segura de que tiene que ver con el budismo… o algo así, ahora bien, en el caso de la reencarnación budista debemos decir que el ciclo abarca unos seis estados de la existencia, los cuales deben ser atravesados por todos aquellos seres dotados en la sensibilidad, que tengan que cumplir con una ley del Karma, por errores cometidos anteriormente. Si bien consideramos estos estados son: los dioses, seres elementales, HUMANOS, ANIMALES, fantasmas y habitantes del infierno.
Como puedes ver tu pasaste de ser humano a ser animal, lo que me llevó a pensar en la reencarnación, lo que se interpone a esta teoría es que no estás muerta, pero como me contaste al principio de la historia te habías quedado dormida, el dormir es un estado de reposo uniforme de un organismo, eso me hace pensar en la rana del norte de los bosques de América, que aunque no tiene nada que ver en lo que es tu cuerpo en este momento, aporta una gran información.
Estas ranas tienen el gran don de “congelarse”, lo hacen por instinto de supervivir, ya que en el norte de América los inviernos pueden llegar a ser mortales, lo que hacen es ralentizar al mínimo sus funciones corporales para no desgastar la energía que necesitan para sobrevivir. Según mis estudios biológicos se podría afirmar que simplemente estas ranas mueren aunque pueda parecer absurdo, no se aleja de la realidad de estos anfibios. Estos dejan de ser “seres vivos” para pasar a ser “Congeladores de Células”.
¿Cómo así? De verdad que ahora estoy confundida, dije. Jenny puso cara de pocos amigos, dio un suspiro y me respondió: estoy intentando explicarte que estas ranas DUERMEN sus órganos para sobrevivir, tal vez tu no estabas un una situación de supervivencia, pero tu cerebro llego a ese estado “ Como dije antes se podría afirmar que estas ranas mueren” entonces teniendo en cuenta tus signos vitales se podría sacar esa misma conclusión.
Regresando al tema de la reencarnación, una persona puede decidir si quiere volver a nacer y tu inconscientemente decidiste hacerlo, pero en el cuerpo de un mosquito.
Jenny tenía razón, todo encajaba perfectamente, pero disponíamos de poco tiempo para que yo regresara a mi forma humana, ella se había encargado de decirle a mis padres que me había ido a la casa de una amiga, y ya habían pasado dos días dedicados a la investigación de mi problema, mis padres estaban perdiendo la paciencia y aseguraron que si no regresaba a casa pronto me iban a castigar de por vida… Todo volvió a ser como antes, aunque el método que utilizamos para volverme a mi forma humana no fue seguro, ni mucho menos convencional.
No es preciso contar todo lo que paso, sólo con decirles que incluía un frasco antimosquitos ya se harán la idea, yo decidí volver a mi forma humana y aquí estoy vivita y coleando.
Así termina mi experiencia de cuando me convertí en un mosquito y nació un nuevo lazo de amistad.