Escultura: Cecilia Miguez
Por Lilian Soledad Pérez –
La mitología y la realidad están presentes en un mundo figurativo que juega con la imaginación de los espectadores. Cada obra refleja la minuciosidad de la mano femenina y una dinámica idealista que da gusto apreciar.
Cecilia Miguez tiene el talento suficiente para transmitir sus sentimientos en cada una de las piezas que conforman uno de sus trabajos. Esto desemboca en la naturalidad de sus representaciones, gracias a la mezcla de técnicas como el tallado en madera y el bronce fundido.
La artista es uruguaya de nacimiento, pero está radicada en Estados Unidos. Gracias a la delicadeza en sus bases estéticas logró destacarse a nivel internacional. Tanto, que es considerada una de las grandes escultoras contemporáneas.
Su obra expresa una fusión de la abstracción y el realismo. Esto marca la diferencia, porque alberga algo del simbolismo cinético lo que ayuda a conectar lo moderno con lo clásico.
Las figuras están finamente talladas hasta llegar a la estilidad de los cuerpos humanos. Todos son muy delgados, de largas piernas y brazos, con rostros efusivos y cabezas sin cabello.
También algunos de los protagonistas son híbridos porque poseen alas y cabezas de aves. Esto hace que su arte tenga parte de ese misticismo de la cultura latinoamericana.
Según la circunstancia exteriorizada por la autora, los personajes parecen metalizados y albergan elementos de tonos oxidados que forman parte de una misma composición. Así por ejemplo, relojes perdidos en el tiempo, botes y cajas de madera olvidadas o instrumentos que intentan tocar una melodía, incentivan a imaginar su extraña y llamativa existencia.
Cecilia Miguez evidencia la madurez en el arte del cincel y manifiesta la nostalgia de las esculturas de épocas pasadas. Sus figuras tienen voz propia y un significado especial, que obviamente todo espectador puede llegar a develar si tiene el honor de estar frente a una de sus obras.