Haití espera los resultados
Cuatro millones de haitianos asistieron a las urnas para elegir al representante con el que esperan salir del desastre.
La jornada electoral transcurrió con relativa calma en Haití pese a la muerte de dos personas y otras escenas violentas, incluido un disparo en la mano al cantante Wyclef Jean.
Meses más tarde a lo que correspondía y cansados de esperar una reconstrucción que no llega un año y dos meses después del terremoto, los haitianos se encuentran a la espera de saber quién será el que reconstruya el país.
La Organización de las Naciones Unidas pidió al pueblo haitiano que tenga paciencia y mesura mientras espera los resultados de las elecciones presidenciales, que se harán esperar hasta el 31 de marzo y los definitivos el 16 de abril.
La Misión de Estabilización de la ONU aseguró que a pesar de algunos problemas logísticos y administrativos y aislados actos de violencia, la segunda ronda de votaciones concluyó en mejores condiciones que la de noviembre de 2010.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también reafirmó el compromiso de la ONU para ayudar a reedificar un futuro próspero para Haití. Por el momento, las encuestas de opinión indican que Martelly es el favorito para ganar.
Mirlande Manigat y Michel Martelly compiten en esta postergada segunda vuelta a la que están convocados los cuatro millones de haitianos con derecho al voto.
Las demoras y pérdida de material obstaculizaron la votación en la desmoronada capital Puerto Príncipe, y las fuerzas de paz de Naciones Unidas intervinieron en incidentes esporádicos en el país, disparando al aire en un lugar para separar a grupos de campañas rivales.
Los candidatos tienen por delante todo un desafío: la reconstrucción de un país devastado por el terremoto del pasado 12 de enero de 2010. Pero el que gane no estará solo: los países extranjeros se han comprometido aaportar $11.000 millones de dólares para sacar de la calle al millón de personas que todavía no tienen un hogar.
El próximo presidente liderará una etapa de transición que debe conducir a una mejora de sus condiciones de los haitianos, más preocupados por salir de la miseria que por la política. Sus posibilidades están divididas entre Manigat, ex primera dama y profesora universitaria, y Martelly, músico popular aunque novato en la política.
Las fuerzas de seguridad temían que la presencia del derrocado presidenteJean-Bertrand Aristide, una figura popular pero divisiva supusiera una amenaza a las elecciones por el gobierno de Estados Unidos y otros.
El proceso estuvo contemplado bajo lupa por la Comisión Electoral del país y por la Organización de Estados Americanos (OEA), que cuentó con 200 observadores electorales, 80 más que en la primera vuelta.
Además, 3.500 policías y 9.000 efectivos de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) acompañaron a los votantes para preservar la seguridad y evitar brotes de violencia.
VOA