Comedia francesa: Mujer de Lujo

Por Lilian Soledad Pérez –

Una mujer bella puede conseguir joyas, un vestido de un diseñador de moda, dinero y hasta viajes. A cambio, tiene que entregar su cuerpo y compañía a los varones millonarios que le hacen realidad sus sueños.

Así es la vida de Irene, una cazafortunas que no puede sobrevivir en la pobreza, más aún si no está acostumbrada a trabajar, sino sólo a derrochar. La protagonista es Audrey Tautou, una reconocida actriz francesa por su papel en “Amelié” y “Coco Chanel”, además de una serie de películas que la llevaron a la fama.

Esta comedia es dirigida por Pierre Salvadori y algunos de sus guiones los aportó Benoit Graffin. Entre los dos retratan de una manera delicada la vida de una muñeca de lujo, es decir el oficio de una prostituta de alta alcurnia que más de algún hombre desearía tener.

También, la fotografía de Gilles Henry ayuda a dar el toque de ostentación en las escenas de los carísimos hoteles o restaurantes. Y los diferentes encuadres de las calles y playas, que contrastan con los anteriores, median para no caer en la monotonía.

La trama comienza cuando Irene conoce a Jean pocos meses antes de su boda con un hombre que podría ser su abuelo. Él es un camarero que trabaja en un espectacular resort de las playas de Francia y finge ante ella ser un magnate. Este papel es desarrollado por Gad Elmaleh, quien sabe interpretar a un torpe conquistador, a un fiel enamorado y a una persona sin aspiraciones.

Cuando Irene descubre el engaño de Jean lo abandona de inmediato, sin embargo él deja su vida de pobreza y la sigue a Costa Azul. Al ver que no puede sustentar una vida de ricachón, decide adoptar la vida ligera de un varón de compañía. En ese momento, Irene se identifica con él y le guía para conseguir las cosas materiales que desea. Así Jean es correspondido y ambos terminan engañando a sus respectivas parejas.

Los 104 minutos de “Mujer de Lujo” transcurren ágilmente, pese a que en ocasiones caen en la lentitud. Quizás la música de Camille Bazbaz ayuda a sentir la trama entretenida, más un cuando hay una buena interpretación actoral, lo que hace que el cine francés tenga ese encanto de volver a ver sus películas y con esto marca la diferencia.